El término "obsolescencia programada" hace referencia a la forma en la que muchos aparatos electrónicos son diseñados o programados para ser desechados tempranamente, cuando bien podrían ser usados por más tiempo. Las razones por las que esto ocurre van desde cuestiones en la fabricación que podrían ser evitadas hasta detalles irrelevantes en la funcionalidad, o el mismo marketing que hace que los usuarios busquen comprar nuevos aparatos cuando los que tiene siguen funcionando perfectamente.
En contra de esta nefasta tendencia, que además produce una enorme cantidad de basura electrónica, la cual suele ser la más tóxica del mundo -por el uso de metales raros en los gadgets-, el emprendedor Eric Lundgren creó un negocio en el que utilizaba desechos electrónicos para extender la vida útil de otros electrónicos. Lundgren cobró fama al construir un automóvil con desechos electrónicos, que superó en una prueba a un auto Tesla.
Un tribunal de Miami recientemente lo condenó a 15 meses de cárcel por infringir los derechos de Microsoft al crear "discos de restauración" para prolongar la vida útil de las computadoras. Lundgren había argumentado que estos discos no tenían valor alguno, pero la corte determinó que su valor era de 25 dólares cada uno (según fueron valuados por Microsoft), aun cuando podían descargarse gratuitamente y sólo podían usarse en computadoras que ya contaban con la licencia de Microsoft.
Los CDs de restauración ayudan a los usuarios a restaurar Windows en las computadoras si la instalación está corrupta, y requieren que los usuarios tengan una licencia de uso previamente adquirida. Generalmente, los usuarios los tiran a la basura o los pierden. Sin embargo, los mismos discos pueden ser descargados a una computadora en un proceso que, aunque no es demasiado complicado, muchos usuarios no se sienten capaces de hacer. Lundgren notó que, en muchos casos, las personas estaban tirando sus computadoras viejas y comprando nuevas en vez de restaurar Windows, así que decidió manufacturar estos discos que podrían enviarse a tiendas de computación por 25 centavos de dólar. Con esto, según Lundgren, se podían reducir los desechos electrónicos.
Lundgren fabricó y envió 28 mil discos a un corredor en Florida. Sin embargo, esto no salió como pensaba, ya que las autoridades estadounidenses decomisaron el envío. Cuando un corredor llamado Robert Wolff le ofreció 3 mil 400 dólares por los discos, ambos fueron detenidos por traficar productos falsificados y por infracción de derechos de autor.
Existe cierto consenso en que lo que Lundgren hizo fue ilegal. Mo obstante, el mismo juez notó, durante el juicio por el caso, que la sentencia fue difícil, pues estaba consciente de que la intención de Lundgren era evitar los desechos electrónicos, y no hacer negocio.
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